Duérmete niño
Anoche fue mi peor noche de este año.
Gabriel tiene 7 meses, y hasta hace 1 semana su cuna estaba en nuestro dormitorio. Desde que lo movimos a la habitación de su hermana (para que no se sienta tan solo) no nos ha dejado dormir bien.
Diana la Cazadora y yo tenemos un trato: nos turnamos para cuidar a Gabriel noche por medio, de esa forma uno de los dos descansa plenamente. Anoche por supuesto era mi turno.
Debí levantarme un total de 7 veces durante la noche. En cada ocasión debía levantarlo, calmarlo, volver a ponerlo en su cama y procurar que se durmiera pronto, cuidando de no despertar a su hermana. ¡Fue horrible, fue horrible!
Lo peor de todo es que a pesar de lo mal que él duerma, despierta sin concesión a las 7 de la mañana, pidiendo (perdón, exigiendo) su leche, y con una cara de Buen día que le quita a uno cualquier enojo que pueda tener. O sea no me puedo permitir siquiera rabiar.
De mis tres hijos, los dos últimos han tenido severos problemas de sueño. Da la casualidad de que Diana la Cazadora ha aplicado en ambos las medidas recomendadas en el libro Duérmete Niño. Como es evidente ninguna ha funcionado, lo que puede significar que:
- El libro apesta
- Nosotros apestamos
- Mis hijos apestan (esta es fea, lo sé, pero estadísticamente debo considerarla)
- Todas las anteriores
Siempre he sentido una profunda desconfianza por los libros que pretenden decirle a la gente cómo deben hacer su vida. Créanme que anoche deseé varias veces que el autor del famoso libro estuviera presente para que él hiciera dormir al enano, a ver si sus elaboradas técnicas resultaban "en vivo". La alternativa 1 siempre es posible, pero al menos por esfuerzo no nos quedamos, así que tanto no podríamos apestar.
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